Uno de los responsable del estudio, Álex Aguilar, de la UB, explicó que han obtenido una imagen global de la tendencia de los últimos 25 años y han visto que los niveles de PCB, más de 30 años después de su prohibición, son excesivamente elevados en aguas europeas en el tejido de los cetáceos, tanto en el Atlántico como en el Mediterráneo, donde la concentración es aún mayor.
Las concentraciones de estos productos químicos tienden a permanecer más altas cerca de las zonas industriales y centros urbanos densamente poblados, por lo que las aguas europeas son especialmente vulnerables.
Puntos críticos: concentraciones por encima de los 40 miligramos por kilo
Los investigadores han determinado que las áreas centrales y del oeste del Mediterráneo, del suroeste de la Península Ibérica, el golfo de Cádiz y el estrecho de Gibraltar son puntos críticos para estos mamíferos, ya que se han encontrado concentraciones por encima de los 40 miligramos por kilo.
Para llevar a cabo el trabajo, los científicos han puesto en común los resultados de una veintena de centros de investigación europeos (Inglaterra, Escocia, España, Irlanda, Suecia, Portugal y Eslovenia) especializados en este tipo de estudios con el fin de conseguir esta imagen global de tendencias entre 1990 y 2015.
“Aunque las concentraciones de PCB son ahora menores que las de los años 1980 y 1990, aún se encuentran por encima del umbral que se considera peligroso para los predadores marinos, principalmente los delfines y las orcas, por lo que hay que seguir controlando la evolución que siguen estos contaminantes en las próximas décadas”, señaló la investigadora de la UB Assumpció Borrell.
Los PCB, aunque inicialmente se redujeron en las dos primeras décadas después de haber sido prohibidos en 1977, han mantenido los niveles estables en épocas recientes y aún se encuentran en concentraciones elevadas en el medio ambiente.
Por efecto de la lluvia, los PCB se mueven poco a poco de la tierra a los océanos, donde se acumulan.
Además, estos químicos no pueden ser excretados por los organismos vivos, por lo que se fijan en los tejidos de las especies marinas y se acumulan progresivamente a lo largo de las cadenas alimentarias, hasta llegar a concentraciones muy elevadas en los animales predadores terminales, como los grandes cetáceos o mamíferos.
Efectos negativos en las especies marinas
En concentraciones elevadas, los PCB tienen efectos negativos en las especies marinas: son inmunosupresores potentes, interfieren en la reproducción y el crecimiento de los animales y provocan problemas hepáticos y hormonales.
Según los científicos, en el Mediterráneo, las concentraciones elevadas de PCB estuvieron detrás de las mortandades de delfines listados que hubo en los años 1990 y 1991, cuando miles de ejemplares de esta especie murieron a causa de estos contaminantes.
Además de la Universidad de Barcelona, participaron los centros españoles Conservación, Información y Estudio sobre Cetáceos (CIRCE), de Algeciras; la Estación Biológica de Doñana (Sevilla); la Coordinadora para el Estudio de Mamíferos Marinos (Pontevedra); la Sociedad de Estudios de Cetáceos (Lanzarote) y la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (Gran Canaria). EFEfuturo