El mercado de los smartphones se encuentra en una fase de estancamiento. En los últimos tiempos hemos visto el aterrizaje de modelos más potentes y con alguna novedad menor, como un lector de huellas, interfaces personalizados, capacidad de sumergirse en agua… pero nada verdaderamente revolucionario. El consumidor demanda algo concreto y simple, acabar con la dependencia energética de cargar el teléfono cada día, y la industria le responde con supermóviles con una resolución brutal, pantallas y carcasas resistentes y cámaras que sacan cada día fotos y vídeo de mayor calidad.
Pero el reto de mejorar las baterías, el talón de Aquiles de los móviles, sigue ahí. En los departamentos de I+D de los gigantes de los gadgets y en otros centros de investigación ya se ha desarrollado la tecnología para resolver las grandes limitaciones de las baterías actuales, pero eso no ha llegado al mercado porque no sea fácil incorporar esas soluciones y tener precios competitivos o por alguna otra razón que se nos escapa.
El caso es que se agradece muchísimo cuando llega un soplo de aire fresco y eso es lo que representa el teléfono ruso Yotaphone 2, un terminal que provoca exclamaciones de sorpresa tanto ante profanos como en amantes de la tecnología de consumo.
La apuesta por la innovación es algo que hay que reconocer a los “padres” del terminal porque sólo así pueden distinguirse de los fabricantes asiáticos y norteamericanos que dominan el mercado. Por un lado, hablamos de un móvil de gama alta con todos los parabienes que eso implica y que resumimos brevemente: Procesador Qualcomm Snapdragon 800 2.2 GHz cuatro núcleos, cámara trasera de 8 megapíxeles con flash LED, pantalla de e 5” AMOLED Full HD1920 x 1080, 2 GB de RAM, 32 GB de memoria interna… Vamos, nada que no encontremos en otros modelos.
Pantalla trasera
Pero, ¿Qué pasa cuando le damos la vuelta? Aquí empieza la magia. Casi toda la parte trasera (4,7 pulgadas) es una pantalla de tinta electrónica, como la que usan los libros electrónicos tipo Kindle, por supuesto táctil. En primer lugar, comprobamos que su salvapantallas ya es un elemento decorativo en sí mismo. Con este teléfono los vendedores de carcasas y fundas no se van a forrar precisamente. En la trasera podemos instalar un carrusel de fotos o dejar una fija y configurar pantallas con toda la información práctica que queramos: relojes, información meteorológica, accesos directos a contactos, notificaciones…
Normalmente usaremos esta pantalla para ver notificaciones (llegadas de correos, llamadas perdidas, mensajes instantáneos, etc). Pero luego vemos que podemos ejecutar todo tipo de acciones que no requieran ver imágenes con gran resolución y en color. Si tenemos que leer correos, responder WhatsApp o seguir Twitter, por ejemplo, es posible hacerlo desde esta pantalla sin retroiluminación con más comodidad para la vista y haciendo un gasto ridículo de energía.
Con este teléfono podemos hablar de una duración de la batería que podría extenderse a las 48 horas. Y en esos momentos en los que se está agotando ya y tenemos miedo que quedarnos tirados incluso podemos navegar por internet y manejar todo el teléfono desde la pantalla trasera y garantizar así que llegaremos a casa con el móvil operativo. Evidentemente, debemos navegar en blanco y negro y ver las fotos con menor resolución, pero podemos usar el teléfono y eso es lo importante.
El nivel de refresco de la pantalla de tinta electrónica podría ser mejor, pero no obstante cumple su función. Incluso, por ejemplo en los viajes, podemos lanzarnos a leer una novela en el teléfono o artículos muy largos, ya que la energía requerida es mínima. En una pantalla retroiluminada, muchas personas tienden a leer textos breves, ni siquiera aguantan el reportaje de fondo de un dominical debido a la fatiga visual. En este sentido, los lectores empedernidos pueden encontrar en Yotaphone 2 su aliado perfecto.
Un detalle interesante es que a la hora de hacerse selfies, con palo o sin palo, el usuario de cualquier otro teléfono debe emplear la cámara delantera, siempre más limitada, si quiere verse antes de disparar. En el teléfono ruso lo que hacemos es que nos miramos en la pantalla trasera y la fotografía la estará tomando la cámara posterior que lógicamente es la que mejor resolución ofrece, en este caso, como se menciona antes, ocho megapíxeles.
Puntos débiles
Pero hay algunos aspectos que pesan sobre un teléfono tan innovador. En primer lugar, cuesta 700 euros. A nivel técnico, dejando de lado el tema de la doble pantalla, no es de lo mejor del mercado en cámara ni en sus prestaciones en general. Por otra parte, un detalle molesto para muchos es que se hayan decantado por utilizar una tarjeta nanoSIM cuando (salvo los usuarios de los últimos iPhones y esos no suelen pasarse al sistema operativo Android) la mayor parte de teléfonos lleva microSIM. Así que si elegimos Yotaphone habrá que ir a pedir un duplicado.
En resumen, no limitarse a lo convencional siempre tiene su premio. El reconocimiento público ahí está, ahora falta por ver cómo responderán los consumidores.
Lo Mejor:
Poder leer una novela en el móvil sin fatiga visual
Extender la carga de la batería más allá de 24 horas
Es robusto y resistente a los golpes
Lo Peor:
La cámara es mejorable
No viene con la última versión de Android
No vas a ponerle nunca una carcasa de colores